Es una disciplina que se engloba dentro de las pseudomedicinas y se define como el arte y la ciencia del tratamiento de lesiones y enfermedades mediante la aplicación de campos magnéticos. Se considera que fue Anton Mesmer, un médico vienés, el primero en tratar a sus pacientes con una placa magnética hacia 1770, tras observar a un curandero y sacerdote jesuita llamado Maximillian Hell. Suponía que existía un fluido magnético en todos los cuerpos, al que llamó magnetismo animal y que para curar las aflicciones había que reconducirlo. Finalmente, su técnica, llamada mesmerismo, dejó de usar imanes para centrarse en el magnetismo del propio cuerpo y la hipnosis. En la actualidad, la magnetoterapia se continúa practicando, principalmente en técnicas de alivio de dolor, a pesar de no contarse con pruebas sobre su acción paliativa. El principal apoyo de su supuesta efectividad está en forma de anécdotas y casos particulares, que se pueden atribuir al efecto placebo.[1] [2] Apenas hay evidencia científica que apoye a la magnetoterapia, aunque si hay algun ensayo positivo.[3] En este estudio se encontró una pequeña disminución en el dolor causado por la osteoartritis en el grupo que llevaba pulseras magnéticas. Sin embargo los propios autores advierten que no está claro si este efecto es específico del imán o inespecífico (causado por el efecto placebo) ya que es imposible ocultar a los pacientes si llevan un imán real o no.